Un día en clase en ELI: así vive tu peque su aventura con el inglés
Si te asomas por la puerta de una clase de ELI, sobre todo en las clases de los más peques, no vas a encontrar libros abiertos, niños y niñas callados y una lista de verbos en la pizarra. Lo que vas a ver es movimiento. Risas. Canciones. Juegos.
Y, sobre todo, alumnos y alumnas que están aprendiendo inglés casi sin darse cuenta.
Así lo vemos en ELI. Para nosotros el reto es cimentar unas bases del idioma de un modo natural, como si de una aventura se tratase. Porque a partir de ahí, de esa curiosidad, es del hilo del que tiramos para lograr el objetivo. En este artículo te contamos, paso a paso, cómo lo viven tus hijos desde dentro.
1. Llegan con ganas de pasarlo bien
Nada más entrar, ya están en modo inglés.
Los profes los reciben con un "Hello!" lleno de energía. Los peques responden como pueden, algunos en voz alta, otros con un tímido gesto. No importa. Cada uno tiene su ritmo. Aquí no se obliga, se acompaña.
El aula está pensada para ellos: colores, juegos, rincones para moverse y explorar. Porque a estas edades, el cuerpo también aprende.
2. La rutina en inglés, su mejor amiga
Las clases empiezan con canciones, saludos, y un poquito de movimiento.
“What's the weather like today?”
“Let’s sing the hello song!” Y ahí están todos, cantando (o tarareando), levantando los brazos, saltando, repitiendo sin presión.
A base de repetir, cantar y asociar, interiorizan vocabulario sin esfuerzo. Y lo más importante: lo hacen con gusto.
3. Juegos, canciones y cuentos: la fórmula mágica
Después vienen las actividades principales del día:
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Juegos de memoria con tarjetas.
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Cuentos contados con voces, gestos y marionetas.
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Canciones con gestos.
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Manualidades donde el inglés se cuela sin que se den cuenta.
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Actividades temáticas según la época del año (Halloween, Christmas…)
¿Están aprendiendo “colors”? Pintan, buscan objetos por la clase, cantan “I can see something blue!”.
¿Les toca “animals”? Se convierten en leones, elefantes o ranas, y lo viven a lo grande.
Aquí no se trata de repetir sin entender. Se trata de vivir el idioma.
4. Aprenden en equipo
En ELI creemos en el poder del grupo. Por eso fomentamos que jueguen juntos, se escuchen, se ayuden. Un niño repite una palabra, otra le corrige con cariño. Ríen juntos cuando alguien dice “blue cat” y todos imaginan un gato azul.
Es evidente, el aprendizaje colectivo refuerza la confianza. Porque cuando un niño se siente seguro, se atreve a hablar. Y ese es el primer paso para comunicarse. De hecho, esa es precisamente uno de los mayores obstáculos que nos encontramos en los alumnos y alumnas mayores, esa vergüenza por el qué dirán. Desde muy pequeños, trabajamos en que se sientan seguros hablando inglés.
5. El inglés se queda con ellos (y tú lo notas en casa)
Sales de clase, y al rato escuchas un “mummy, I’m hungry” o “look, a dog!”.
¡Magia! Pero no. Es solo el resultado de haber vivido una clase llena de estímulos, en la que el inglés no se enseñó como materia, sino como herramienta para expresarse.
Muchos padres y madres nos cuentan que sus hijos empiezan a usar palabras sueltas en casa, cantan en inglés o les piden ver dibujos en versión original.
Y eso es justo lo que buscamos: que el inglés forme parte de su mundo.
6. ¿Y si no hablan mucho al principio?
Tranquilidad absoluta.
Muchos niños y niñas pasan semanas escuchando antes de lanzarse a hablar. Es lo que llamamos la fase de “silent period”. Es normal. Es sano.
Lo importante es que entienden, participan, y cada vez se sienten más seguros.Y un día, sin avisar, sueltan una frase en inglés como si nada.
7. Cada clase, una semilla
En ELI no pretendemos que salgan hablando perfecto desde el minuto uno. Lo que buscamos es plantar semillas:
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El gusto por el idioma.
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La seguridad para expresarse.
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El vínculo con sus profes y compañeros.
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La idea de que aprender inglés puede ser divertido.
Semillas que, con el tiempo, dan frutos. Porque muchos de nuestros alumnos empiezan con 3 añitos… y acaban sacando su B2 o C1 siendo aún adolescentes.
En resumen: en ELI, cada clase es una aventura (y ellos son los protagonistas)
Así que ya lo sabes: si tu peque está en ELI, no está “dando clases de inglés”. Está viviendo el idioma. Jugando con él. Perdiéndole el miedo. Y, lo más importante: disfrutándolo.
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